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Crece el circuito vegano de Buenos Aires

En el crecimiento del circuito vegano de Buenos Aires los deliverys fueron pioneros en la búsqueda de satisfacer a quienes no consumen ingredientes de origen animal; en los últimos meses, el rubro se afianzó con restaurantes, bares y pizzerías.

Circuito vegano de Buenos Aires

Uno de los locales de Vita, en Palermo, y Konu Bar, en San Nicolás, apenas dos de los locales de gastronomía vegana.

La oferta de comida vegana, libre de ingredientes de origen animal, crece en la ciudad. Además del variado abanico de deliveries a domicilio, quienes optan por este tipo de alimentación disponen ahora de más locales para ir a comer afuera e incluso hay aplicaciones móviles que indican dónde encontrarlos.

«El veganismo es más que una dieta que excluye a todos los animales y sus derivados; es un estilo de vida basado en la ética, que no considera a los demás animales insumos para el humano. Existe desde hace muchísimos años, pero se avanzó últimamente sobre todo en la alimentación», explica Natacha Juárez, coordinadora nacional de la ONG Animal Libre. En efecto, las personas veganas no sólo no comen animales ni alimentos por ellos producidos (lácteos, huevos, miel); tampoco se visten con cuero o pieles y no usan productos de higiene o cosmética testeados en animales.

Juárez se sorprende del crecimiento de la oferta de lugares para comer vegano. «Hace unos cinco años uno iba a comer y la única opción que tenía era una ensalada o papas fritas», recuerda; eran contados los espacios que ofrecían alguna alternativa vegetariana, pero nunca vegana. La demanda fue creciendo y el sector gastronómico entendió que allí había un nicho y comenzó a generar alternativas.

En los últimos meses, la inauguración de un nuevo restaurante en Palermo -Loving Hut- y de una parrilla vegana en San Nicolás -La Reverde- amplió el circuito que ya integraban Konu Bar (San Nicolás, de los mismos dueños de Loving Hut), Rocket Bar (Recoleta), Green Factory (Villa Devoto) y dos sedes de Vita (Monserrat y Palermo). La cadena Pizza Vegana también abrió sucursales en varios barrios. Y, este mes, la gastronomía vegana llegó hasta la Casa Rosada, con la modalidad de los «lunes veganos».

«Cuando empecé con el veganismo, hace unos siete años, me costaba mucho encontrar lugares para comer cuando salía. Hace unos tres años esto empezó a cambiar; cada vez hay más opciones», cuenta Flavia Esteiro, mientras almuerza en el restaurante y take away Vita del microcentro.

«Socialmente hay una tendencia importante con relación a la alimentación, en cuanto a perseguir una forma de vida más saludable; entonces nos fijamos más qué comemos«, explica Agostina Ramos, profesora en la Fundación UADE. Es vegana desde hace unos cinco años. «Poco a poco la oferta para comer afuera fue creciendo, pero en comparación con otras ciudades del mundo nos falta bastante«, remarca.

Si bien es cierto que muchas personas llegan al veganismo en busca de una opción de comida sana, la verdadera motivación de este movimiento es el respeto por todas las especies animales, no sólo la humana. La cocina vegana tiene una gran dosis de innovación porque exige reemplazar nutrientes, sabores, texturas y presentaciones de la cocina tradicional con ingredientes de origen exclusivamente vegetal. Sus platos no necesariamente son saludables.

Kevin Rosenblum es uno de los dueños de Pizza Vegana, que proyecta seguir extendiéndose. «Yo mismo al principio buscaba lugares por Internet para salir a comer. Ahora hay cada vez más ofertas», cuenta, y agrega: «Hace poco abrieron un lugar que es de comida vegana rápida, hamburguesas con papas fritas y cosas así. Como el McDonald’s de los veganos», detalla. Habla de Loving Hut, que, al igual que Green Factory, ofrece múltiples opciones de hamburguesas, lomitos y churrasquitos veganos.

Lo importante es compartir.

Circuito vegano de Buenos Aires

Claudia Arellano es vegana desde hace tres años y también le resultaba complicado comer afuera. «Aunque siempre algo encontrás, unas papas fritas o un puré, llega un punto en el que la comida deja de ser lo más importante; comés lo que hay y lo que importa pasa a ser la compañía, con quién compartís. Pero ahora hay muchas opciones», asegura. Sabrina Petrissans coincide con ella: «Las papas fritas y la ensalada son los amigos del vegano y el vegetariano en todos lados», dice, entre risas. Ella practica el veganismo desde hace más de 15 años por amor a los animales. «Antes había mucha manufactura, uno estaba obligado a hacer todo, a aprender por ejemplo a elaborar leches vegetales. Pero ahora creció la oferta, se hizo más fácil», cuenta. Para comprar productos veganos, elige el Barrio Chino, Vita, Artemisa y Almacén Orgánico.

Silvina Madeo es dueña de Cesil, microemprendimiento dedicado a la elaboración de viandas veganas. Para ella, el cuidado de la salud influye en quienes demandan este tipo de comidas, pese a no ser el objetivo primordial. «Mucha gente nos pide porque se quiere cuidar. La mayoría empieza a reducir el consumo de carne, pero no saben cómo suplirla. Otros son clientes con dietas especiales por hipertensión o diabetes -sostiene-. Creció la oferta de restaurantes y también la de emprendimientos de delivery, en cada vez más ferias.»

«Hay muchos bares que, por ejemplo, se dieron cuenta de que hay clientes que eligen estas comidas por distintas cuestiones y empezaron a tener opciones. En algunos lugares para bajar costos eliminan de la producción manteca, leche, huevos», describe Soledad Avellaneda, quien optó por este estilo de vida hace un año y medio. Entre sus proveedores preferidos destaca a Sablée, una pastelería vegana en Belgrano. «Encontrar almuerzo y cena no es tan complicado, pero pastelería no es lo mismo», indica. Flavia Fernández, con su marca Veganya, también se especializa en pastelería, pero por delivery.

Acompaña el crecimiento de este circuito gastronómico la forma cada vez más fácil de rastrear las alternativas gracias a la tecnología. En Internet, en la página Mapa Vegano aparecen restaurantes, almacenes y dietéticas que ofrecen productos sin derivados de animales. En el celular, además, se pueden descargar las aplicaciones HappyCow y Vegetarious. La primera es paga; la segunda, gratuita. Ambas funcionan activando el GPS y, según la ubicación del usuario, muestran opciones cercanas.

Una tendencia que llegó hasta la casa rosada.

La idea de incluir un menú vegano para comer saludable, aunque sea una vez a la semana, llegó el lunes de la semana pasada también al comedor de la Casa Rosada. Una pizarra que decía «lunes vegano» sorprendió a trabajadores y visitantes del edificio presidencial. «El propósito es provocar una conversación sobre nuestra comida, nuestra salud, y empezar a cambiar nuestra dieta«, posteó Fernando de Andreis, secretario general de la Presidencia, en su página oficial de Facebook. Si bien el planteo no hace foco en los fundamentos del veganismo, relacionados con el respeto a todas las especies animales, Natacha Juárez, coordinadora nacional de la ONG Animal Libre, se refirió a la iniciativa como un paso necesario. «Está bueno porque genera un debate en la gente, para que entienda que es posible ser vegano y a la vez saludable», consideró. Por otro lado, Juárez recordó que Animal Libre apoya el proyecto de ley «Mi menú vegano», impulsado por la senadora nacional Magdalena Odarda. El proyecto, que tiene aprobación del Senado y espera su tratamiento en Diputados, busca que en aquellos lugares en los que el Estado sea responsable de la alimentación -como organismos públicos, cárceles, hospitales, colegios y universidades- el menú incluya una opción vegana.

Fuente: La Nación

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